"El hombre es un dios cuando sueña
y un mendigo cuando reflexiona"

Hölderlin

martes, 25 de septiembre de 2012

VIENTO

A una mariposa



En tramontana
que hace silbar los hilos telegráficos
y que los gatos se escondan
o en brisa
que acaricia el vientre sereno del mar,
aparezco
llevando la luz en los días de sol
o esperando a que la lluvia
se pierda más allá de las colinas.
En la ciudad me muevo ajeno a los viandantes,
normalmente a desgana
aunque a veces
muevo el humo de las chimeneas,
me ensucio y acabo
por manchar los cócteles
y levantar las faldas oscilantes.

Ciertas señales,
las veletas de los campanarios
y el aleteo de una mariposa
me llevaron a la costa
para sentir que todavía puedo
transformar las montañas
y pulir las piedras,
que todo lo traigo
y todo me llevo
haciendo resonar las puertas entreabiertas.
En mis remolinos y piruetas
entre el bosque y la playa
he bailado con una mariposa,
he acariciado los colores de sus alas,
me he teñido de ellos
y he vuelto a mi hermosura originaria
y a soñar.
Es ella la que me viene moviendo
entre acantilados donde temo caer
y mi destino es seguir soplando
para que el polen llegue a las rosas.

Desapareceré en días de entretiempo
como desaparecen las estrellas
a la hora del café, sin marcharse jamás,
agazapadas ante la resignación de la rutina.
Puedo reposar porque sé que volveré,
porque no tengo prisa
aunque a veces la intensidad
de mi fuerza me altera.

Pero si me rindo, como las estrellas,
exploto o me apago.